viernes, 26 de junio de 2009


PAÍS


Doliente, maltrecho, despojado,
Asustado, convulso, mal herido,
ave fénix, renacerás de tus cenizas
Tus hijos dolientes te reclaman

Ay! País. ¿Por qué dueles tanto?


Yolanda


CREPÚSCULO


María Teresa

Estoy tan triste
mi alma llora
María José se ha ido
y ella y yo aquí, tan solas.

Es tierra extraña,
Su dolor de madre y el mío se mezclan
Para sentir que es el amor de madre
Lo más grande.

Sólo queda la esperanza
De recuperar el amor de lo perdido
Sería la esperanza del crepúsculo
Que venga a llenar ese vacío.

Son dos corazones
Que de frío tiritan
Porque su amor preciado se ha ido
Pero el crepúsculo viene
a llenarnos de amor infinito.

Además de nuestro amor
Serán las hojas, las flores
El sol y las estrellas quienes de tanto insistir
Logren llenar este vacío.

Miradas

Mirada, triunfos y derrotas prestadas
que cotidianamente se sientan a mi mesa…
espejo oscuro donde bebo tu presencia…
adánica túnica que me recubre con deseo,
que preña de futuro este presente quieto…
Sí, tu mirada es ese lago profundo
de donde cada mañana emerjo.

Claudia Montoya

jueves, 25 de junio de 2009

DEFINICIONES POETICAS


MARIA XIMENA VARGAS R
"Como los hombres primitivos, salgo a la
selva buscando en las palabras, elementos
mágicos para nombrarte a gritos!"
Nana Rodríguez
"La palabra es como una caja de Pandora
en donde uno puede encontrar todas las posibilidades del idioma:
Está llena de luz y oscuridad, significados y ausencias"
Roland Barthes

OCEÁNO: Cintas azules y verdes en un sinfín de movimientos ondulares.

PAÍS: Laberinto con fronteras, en donde nos poblamos de alegrías, tristezas, esperanzas y desesperanzas…

CREPÚSCULO: Te escondes sol, mañana te espero…

MIRADA: Tus ojos se posan en los míos, yo sonrío….

miércoles, 24 de junio de 2009

HACIA UNA CONCEPTUALIZACIÓN DE ESCRITURA CREATIVA



[1]María Teresa Durán Celón
Mag.

Respecto a la escritura, se ha venido dando la discusión sobre la importancia de asumirla como un proceso y no como un producto. Un proceso que implica un ejercicio desde las estructuras mentales, y no como un simple ejercicio de transcripción y reproducción de códigos.

De otra parte, es importante la discusión que se mantiene sobre el concepto de CREATIVIDAD, el cual implica hablar también del juego y de la libertad.

Sobre la libertad, se diría que está referida a la posibilidad de que las ideas ocultas puedan fluir, así como los sentimientos y las asociaciones espontáneas. Es la condición que lleva al escritor a salirse de los caminos trillados para encontrar nuevas formas de expresión… De la misma manera, se destaca la libertad con el lenguaje como una característica de la infancia, pero castrada por el adulto y del juego, como una actividad creadora.

De la combinación de estos elementos podría deducirse entonces, reflexiones sobre la el valor de la pre escritura, la escritura misma y la reescritura; y un detonante más, acerca de la lectura, entendiéndola como proceso inherente a la producción escrita.

Ahora bien, si en teoría y práctica, estos serían algunos de los elementos que nos darían un norte para conversar y validar la escritura creativa, surge un interrogante básico: ¿Hasta dónde las prácticas tradicionales contribuyen a la escritura creativa? ¿Se están validando en las aulas de clase, tiempos y espacios que tiendan a la escritura creativa? En esto hemos avanzado bastante, y hoy por hoy, son cada vez más, los maestros inquietos y dispuestos a cambiar los paradigmas de una cultura tradicional de la enseñanza y por supuesto del aprendizaje.

Pues bien, podríamos decir de escritura creativa: La capacidad que tiene el sujeto para producir en libertad, sus ideas, emociones y sentimientos, a través de la pluma, y pensando en un lector, que disfruta y se recrea como él.
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[1] Lic. Educación Primaria y Promoción de la Comunidad, Esp. Docencia Uiversitaria. Mag. Educación Docente Escuela Normal Superior, Río de Oro, Cesar.

Texto ficción de Ofelia, Amparo, Melva

Como llegó se fue


Su silueta alta y caminar decidido, daban un aire de distinción a aquella mujer cuando caminaba por las calles del pueblo. Sus ojos grandes y grises tenían un cierto brillo de tristeza que inquietaba a quien la observaba.
Nadie sabía su nombre, ni de dónde venia, sólo se sabía que había llegado al pueblo una tarde lluviosa y de niebla, que vivía sola y parecía no tener amistades.
La tristeza se reflejaba en su rostro, permanecía siempre ausente, pareciera desconectada de toda realidad, como si las ideas nunca le llegaran. Pero su realidad era mas dura de lo que especulaban quienes la conocían… Era una mujer sin ideas, vacía, carente de todo, llena de nada. Sus iniciativas resultaban ser eco de algo ya dicho, ya hecho. ¿A dónde se habían ido sus ideas?, en el universo de la nada, su pensamiento vagaba, era una sensación incierta, Las ideas revoloteaban a su alrededor pero no las oía, no las veía, no las olfateaba, no las degustaba, tan empeñada estaba en encontrarlas, que mil formas se inventaba. Esta situación la hacía parecer como un ser ausente, lleno de misterio e inexpugnable.
La triste resignación era su compañera. No se atrevía a hablar con nadie por temor a no expresar nada nuevo. Su mundo se cerraba y ella se llenaba de desesperanza y desesperación.
Por eso cuando aquel extraño preguntó por ella, la intriga sobre esa mujer creció. El hombre con una apariencia un poco descuidada, pareciera llegar de un viaje muy largo, en su rostro se reflejaba el cansancio y la preocupación; pero guarda con celo una caja que causaba curiosidad entre los habitantes del pueblo. Era una caja amorfa, con una envoltura colorida como el arco iris.
Cuando se encontraron se percibió, por la tensión generada, que no eran extraños. Pero ella sólo veía la caja, sus ojos se iluminaron, y sus manos temblorosas se extendieron para tomarla. La colocó tímida y delicadamente sobre la mesa y dirigiéndose al hombre le preguntó:
-¿Sabes por que me alejé? –
El afirmando con la cabeza y con voz pausada responde:
-Tarde comprendí el daño que causamos en el laboratorio y entiendo la razón que te llevo a huir, pero en esta caja está la solución a tu problema, a tus incógnitas. Estamos arrepentidos de lo que hicimos y aunque no fue nuestra intención, si fue nuestra culpa. Es hora de regresar y recuperar así, tu pasado y proyectar tu futuro. Pero, esto ocurrirá en la medida que creas en lo que vas a ver y a vivir.
La mujer desliza muy despacio la caja sobre la mesa hasta alcanzar el borde y expresa: -Ya recuerdo lo que hay que hacer en estos casos.
Toma de la mano al hombre, lanza la caja al suelo. Un sonido fuerte, pero no ensordecedor precede a la aparición de una gran explosión de luz que envuelve todo el pueblo y obliga sus habitantes a salir en su búsqueda. Al llegar al sitio, la casa ya no está; no hay escombros, ni basura. Tampoco hay rastro de persona alguna, sólo en la mitad del espacio donde debería estar la casa, hay una extraña flor de color plata, que se torna reluciente con la nieve que cae únicamente sobre ella.
Desde ese momento quedó en el pueblo un ambiente de calma y serenidad nunca antes visto y todavía hoy sus habitantes se preguntan que pasó.

Texto ficción de Alice, Ximena, Rosalba

TRAS MI BAILARINA

Soy abogado, pero mi pasión es el buceo, me encantan los peces. Mi protector de pantalla es un pez marino de color dorado y a su lado, en una pecera, tengo una bailarina llamada Olivia.
Una noche al llegar a casa mi bailarina no estaba. ¿Qué habría pasado con ella? ¿El gato de mi vecino la habría tomado sin permiso? ¿El cloro la habría hecho desaparecer? Desesperado decidí encender el computador para escribir un aviso clasificado y dar recompensa a quien la encontrara. Mi equipo es muy lento, pero esa noche me pareció una eternidad. Cuando por fin apareció el protector de pantalla mi sorpresa no tuvo límite, el pez dorado no estaba solo, ¡estaba en compañía de Olivia!
Noté que ambos nadaban felices con movimientos que antes no les había visto. Unos segundos después sentí que me observaban, sus miradas me invitaban, querían sin duda que me uniera a su juego. El sonido de las olas me envolvió, el olor y el sabor a sal tenían tanta fuerza....y, allí estaba yo, nadando despacito, extasiado, feliz; nadé para alcanzar a Olivia, pero en ese instante escuché un sonido extraño, volteé, detrás de mí, muy cerca, un tiburón blanco.

Texto ficción de Yolanda, Claudia Patricia, Luis Carlos

LA CARTA DE PABLO


“Querida Angelita: a pesar de todo lo que me a pasao, estoy bien. Aquí en la prisión como vién. De todos modos aunque vusted no ha podio venir, yo quiero desile lo que me a pasao. Sí es verda que yo le maté, vusted sabrá más que yo porque uno termina deiste modo.
En aquel día yo estaba tranquilo, arrancando mi cafesito. Luego tas tas y yo que corro. Y usted mi pobre angelita voquiando no mais estaba. Ya nada pude hacer. Pues en pa mi diosito que por muerta la di a vuste. Le aferre a mi alma y quedo toitica manchada, como quedó la camisa que vusted angelita me regaló, por eso del día del taita, solo pa que no estuviera triste, pos sin hijos, que vaina. Y de su cuerpecito flor marchita, chisporreteaba toda su sangre toda su alma.
Entonces me dije, ay Jesucito no mais que me digas quien fue, y yo en tu nombre le vengo por fe. Me acorde que el padrecito me dijo el domingo resa un padrenuetros paque no te vengan los males. "Padre nuestro que estás en los cielos"... ¿por qué esta tan lejos? ..."perdona nuestros pecados"... Los míos no son tantos y además como por qué me toca ahora perdonar a los que a mi mujer mataron? Ay chuchito "No me dejes caer en tentación", pues que no mais yo sepa quien lo hizo, que le espera la misma suerte y "librame de no fallar. Y dejandola a vusted allí me fui averiguar
Así mi angelita como vuste puede ver, no fallé, pues que diosito me ayudo. Y por eso no mais estoy en la carcel. Yo sé que pa muchos lo que hice angelita, les huele a sangre podrida a flor marchita y que hasta muchos dicen que ni la tierra ya quiere meterme en sus entrañas. Pero es que yo no quiero irme deste mundo toavia, yo quiero mori a lado tuyo mi angelita. Y angelita mía espero que sepa que Dios me sostiene.”
Después de firmar la carta, la dobló y la metió en un sobre. Estiró la mano y se la entregó a su abogado. Un mes después, cuando el abogado llegó a visitar a Pablo, le preguntó al carcelero: - ¿cómo ha seguido del transtorno nuestro cliente? y éste le respondió - ¡El mismo loco de siempre, sigue escribiéndole a su esposa muerta!

Texto ficción de Claudia Alexandra, Teresa, Ruby

UNA DISCUSIÓN CON AROMA DE CAFÉ

Para festejar un premio Británico que había sido otorgado a Colombia por la descomunal calidad del café, los diferentes cafés del país se congregaron en una hacienda del eje cafetero. Se encontraban reunidos los de la región Antioqueña, Santandereana y cafetera. Estaban muy contentos celebrando la victoria y conversando amenamente sobre sus cualidades: el aroma, la textura y el color que cada uno poseía; pero de un momento a otro, todo se tornó confuso, parecía una torre de Babel. Nadie entendía nada, el desorden era inminente. Se arma la discusión porque cada uno expone que es mejor que el otro. El primero en iniciar es el café de la región Antioqueña, quien con su tonito paisa, se refiere a los demás en términos desafiantes:
- Mijiticos, a ustedes ¿quién les dijo que son buenos? Mírense, huélanse, les falta mucho para el aroma y sabor. Este comentario, dispara la atención del café de Santander, quien con su amable, pero enérgico temperamento, contesta:
- ¡Ole mano! Lástima que la cabeza le sirva sólo para tener el sombrero y la espalda para cargar el pedazo de poncho y carriel, pásese por Santander, allá con el café, sopa y seco para usted. Airoso entonces, salió el representante de la región cafetera, anfitrión del evento:
- ¡Hola amigos cafeteros! Si nos viéramos en estos momentos, de efervescencia y calor, nos daríamos cuenta que afectamos nuestra esencia, nuestro aroma y sabor. Y como sentía que la discusión los llevaría a la derrota, cerró sus ojos y esperó a que el pájaro del alma hablara por él; era una manera de escapar a la realidad, de hacerse sentir con imponencia hacia el presumible café de Santander. Era rara esa actitud, así que paisa y café, tomó aliento y preguntó: -¿Duermes?, o es una de tus marañas, para presumir de mejor sabor?
En ese preciso instante, retardado entró café cundinamarqués, quien con paso firme y elegante porque sabe de su sabor, su aroma y su inspiración, miró a todos y pronunció:
-Lo mejor es que terminen la discusión, ya saben ustedes que ante nuestro aroma no hay punto de comparación. En nuestra querida Colombia o en los largos viajes al exterior, el café ha pasado mil pruebas, pero en definitiva es el mejor. En tiempos de sueño y lluvia, café tibio para los labios y aromático al olor; inclusive en las mañanas hasta la cama voy; espero, beso y de nuevo empieza la relación. El tinto se acaba, pero queda la sensación, el aroma favorece a una nueva invitación.
Ya los ánimos calmados, café anfitrión, pronunció una conclusión: la necesidad de unirnos todos es nuestra mayor ilusión, de Cundinamarca y Antioquía, resaltemos su sabor, de los Santanderes, su aroma y color, para que aquí, desde el eje cafetero, disfrutemos del galardón. Reconozcamos que la variedad colombiana, le corresponde a toda la nación. Más bien, brindemos por el mejor café, hagamos honor a Valdez, y que acabe la discusión!!

Texto ficción de Susana, Martha, Gloria

Recuerdos en la oscuridad

No sabe cuánto tiempo ha permanecido ahí, ni qué es exactamente ese lugar donde se encuentra. Parece un inmenso cuarto oscuro. De pronto siente una sacudida y logra ver algo de luz a través de una rendija. Entonces comienza a recordar…
... Hay dos niños jugando en la playa y súbitamente algo o alguien la levanta del suelo. Ve el cielo y las nubes por un instante y luego… oscuridad. Siente mucho calor, y una especie de tela rodeándola y apretándola fuertemente. Escucha voces infantiles, respiraciones agitadas y cada vez más lejos el sonido del mar. ¿A dónde la llevan?
…Algo enorme y carnoso la agarra y la lanza hacia arriba. Mientras gira en el aire, puede ver que se encuentra en una habitación. Rebota y cae en la cama. Se queda ahí sola por un largo rato. Luego se abre una puerta; una mujer gigantesca aparece en su campo visual y la envuelve entre las sábanas.
Pasado un tiempo, es arrojada en algún lugar, y luego Escucha un ruido de líquido cayendo. Un montón de espuma blanca la rodea y,de repente, un remolino la hace girar y moverse sin control en todas las direcciones. Después de lo que le parece una eternidad, cesa el movimiento; ya no hay espuma y la sábana húmeda ahora pareciera querer estrangularla.
Pero un fuerte sacudón la libera y la lanza nuevamente al aire, haciéndola caer al suelo. Cuando finalmente descubre que está en una lavandería, dos garfios la toman y ve cómo unos pequeños dientecitos se abren para darle paso, y se cierran luego dejándola en la oscuridad. De un momento a otro, esa especie de boca se abre de nuevo, haciéndola rodar por el suelo junto con otras similares a ella, hasta que queda sola en un rincón.
Un hombre la toma en su mano y exclama: _¡Qué suerte! La guardaré entre mi equipaje_. La tibieza de ese espacio la hace entrar poco a poco en un sueño profundo y tranquilo...
...Finalmente la moneda recuerda dónde está: en la oscuridad de una maleta, ansiando ver de nuevo la luz para conocer otros lugares, otros mundos a los que la suerte, su suerte, la quiera alguna vez llevar.

Texto ficción de Guillermo, Lurdes, Cristina, Rubén

ACOSADOS POR MONSTRUOS Y TEMPESTADES

Lurdes iba con sus dos pequeños hijos, Rubén y Guillermo, rumbo a la casa de campo donde habían decidido pasar vacaciones. Acordaron encontrarse allí con Cristian, el padre, quien se había adelantado con el fin de prepararles una sorpresa.
Anochecía y la fuerte tormenta los acompañaba sin cesar. Lurdes y sus hijos corrían a través de la lluvia. Los relámpagos iluminaban el camino y la espesa vegetación de lado y lado. Por suerte, divisaron una luz en la distancia y hacia allá se dirigieron con la esperanza de encontrar un sitio donde pasar la noche.
El crujir de la puerta retumbó en el espacio. Una lámpara encendida iluminaba el lugar, señal de que no estaban solos. No obstante, se acomodaron en un rincón para dormir y reponerse del cansancio.
Guillermo, que no podía conciliar el sueño, se puso a revisar el lugar con la mirada y le llamó la atención un viejo estante donde había algunos libros empolvados. Se levantó, tomo uno titulado TENGO MIEDO. Llamó a la madre, le contó que no se podía dormir y le pidió el favor de que le leyera el libro.
Cuando Lurdes leyó la primera línea: "Hay tanto silencio que se oye el golpear de las hojas...", un frío intenso se apoderó del lugar. Los tres se abrazaron sin entender lo que sucedía. De pronto aparecieron imágenes y sombras detrás de la puerta, en los armarios, en los rincones; en el estante donde habían tomado el libro, titilaban unos enormes y brillantes ojos. La casa se llenó de luces de colores, de criaturas que se movían. Desde uno de los rincones, se escuchaba el llanto ahogado de una madre y sus dos hijos.
De repente, la puerta se abrió de par en par y se oyó un grito desafiante de un hombre de capa y sombrero. Cuando miraron hacia la puerta, sintieron que la incertidumbre había terminado, porque el hombre del disfraz era Cristian, el padre, que había llegado por ellos.
Huyeron de aquella casa misteriosa sin dejar huella alguna, a pesar de que la lluvia, los truenos y relámpagos seguían cayendo sin dar tregua. En el morral de Guillermo era posible ver parte del libro TENGO MIEDO.

Texto de Ficción de Laura, Eugenia y Nubia Lucia

EL PERSONAJE

No quería mirar mis manos, temía abrir los ojos y continuar con la pesadilla. Sabía que debía abrir el misterioso sobre. Tomé aliento y con gran esfuerzo pude llegar a la ventana, era una mañana fría, lluviosa; allí, de pié recordé lo ocurrido.
Hace siete meses la universidad me había graduado como maestro, el título que deseaba para presentárselo a mi abuela. Eran interminables las horas que pasábamos frente a los libros, leyendo, imaginando, soñando, pero ella no pudo acompañarme, había muerto dos años atrás.
Rápidamente pude desempeñarme en propiedad como maestro de lengua. Al comienzo me atemorizaba el reto asumido, pero encontré en mis alumnos el mejor público para compartir mis historias, esas que día a día buscaba y llevaba al aula para nuestra clase de lectura. Una tarde hallé el libro "La Metamorfosis", pasé horas, no se cuantas, sumergido en sus páginas, quería volverlo a leer de un tirón, luego me dormí y allí empezó la verdadera aventura. En el sueño me había convertido en el mismo Gregorio Samsa con la anatomía de escarabajo encerrado en el cuarto tratando de comer y oyendo a mi hermana Grete hablar sobre la repugnancia que le producía el animalejo y el deseo de deshacerse de mí. Cuando desperté a la mañana siguiente estaba cansado, sin aliento, fue difícil ir a la escuela pero ya allí no podía dejar de hablar a los niños sobre la historia de Kafka.
Desde ese día comenzaron nuestras aventuras literarias, lográbamos entrar en una historia, no sabíamos quién la escogía, sólo esperábamos y aceptábamos. La expectativa era grande, disponíamos los sentidos, queríamos captar el más mínimo ruido, el más superficial olor, pero, aún en aquella arrobadora fantasía encontraba el sonido de unas palabras confrontadoras surgidas de cualquier personaje "Somos maestros que creemos ser capaces de salvar el mundo, que nacemos para guiar a los demás, que tenemos la virtud de saber que necesitan los otros, que tenemos a flor de boca los consejos apropiados para la situación exacta. Olvidamos que formamos parte de una intrincada maraña conformada por invisibles hilos que sin darnos cuenta nos mueven a su antojo, que todo lo que hacemos y decimos corresponde a un libreto construido a muchas manos, creemos que sorprendemos con lo que hacemos, que somos admirados y respetados, pero no, seguramente sin proponérnoslo porque vale la pena entender que el maestro también trae tras de si una carga de valores, de cultura y demás experiencias de vida que nos llevan a cortar alas, romper ilusiones, castrar emociones, y derrumbar sueños". Cuando despertaba, esas palabras retumbaban en mi mente, no podía entenderlo en aquel momento.
Sin darme cuenta y poco a poco fueron apareciendo extraños cambios en mi cuerpo. No sentía deseos de comer, dormía muy poco y el color casi transparente de mi piel me producía angustia, ya no quería pasar frente al espejo, de pronto, vi marcadas en mis manos las primeras letras. Desde ese día no voy a la escuela, he ido agotando los pocos ahorros que tenía, todo lo que necesito lo traen a casa. Abro el sobre y saco del interior el guión de una obra, en la primera hoja está el final y un pequeño papel con unas palabras escritas a mano:
"Aquí termina tu personaje".


RELATORIA DEL FORO "La enseñanza de la poesía en la escuela"

LA ENSEÑANZA DE LA POESÍA EN LA ESCUELA

Alice Castaño
Relatora

No hay nada nuevo en decir que la enseñanza de la poesía en la escuela tiene muchas dificultades. Esto obedece a múltiples motivos, una de las barreras que encuentra el lenguaje poético en la escuela consiste en que se ha reducido a un objeto de análisis, de estudio. Se enseñan sus características formales y de contexto: rima, clases, métrica, figuras literarias y periodos. Se utilizan los versos para que los estudiantes localicen en ellos sustantivos, adjetivos y verbos. Al ser tratada como un texto para encontrar clases de palabras o aspectos que no tienen que ver con su esencia, con los sentimientos, deseos, propios del ser humano, como algo que permite ver la realidad de otra manera, la poesía muere. Se convierte en un texto carente de emociones, de significados, en un arrume de palabras agrupadas en renglones cortos.

Otra práctica que ha contribuido a separar la poesía de su naturaleza, es dejarla para las celebraciones escolares o las llamadas “fechas especiales”. Allí llega la poesía para ser recitada de memoria. Además los poemas que se llevan al aula no se eligen pensando en su calidad, ni en los niños, sino en que sean funcionales dentro del programa académico. De ahí el poco significado que tienen para los estudiantes.

Otros factores que inciden son coyunturales, como la concepción de educación que maneja el Estado colombiano, en donde se privilegia enseñar solo aquello que tiene futuro en el mercado laboral, y frente a esto la poesía lleva todas las de perder.

Las experiencias personales también hacen su aporte. Los docentes no sabemos despertar pasión por la poesía porque cuando éramos estudiantes fuimos sometidos a las mismas prácticas, por lo tanto hay una tendencia a perpetuarlas. Uno de los hábitos que contribuye a esto es que en la escuela se privilegia la narrativa, fuimos prácticamente formados en este género y nos sentimos más cómodos con él. Así, todo está dado para que la poesía sea una forastera en el aula.

Otra costumbre que como maestros manejamos es la de dejar un poco de lado la emoción y el corazón, a lo mejor por aquello de trabajar con el conocimiento. Subyace a esta actitud el miedo inconsciente a enfrentar al "otro" en su intimidad, en su subjetividad, un campo en el cual ya no tenemos mucha autoridad y menos poder, y sobre todo sentimos miedo de descubrirnos ante ese "otro" como ser humano antes que maestro. Nos estamos negando y estamos negando la posibilidad de hacernos más y mejores seres humanos desde al acto de educar en la palabra.

Las razones expuestas hasta el momento generan que el acercamiento a la poesía se haga fuera del espacio de dominación del maestro: el aula. Surge la clandestinidad del lenguaje, sin ataduras, sin mediaciones pedagógicas. Hay un hecho concreto, los muchachos crean poesía y leen poesía sin su maestro. El acercamiento se da cuando se siente la necesidad de encontrar alguien que haya escrito sobre lo que se siente y uno no sabe cómo expresar, o al contrario por la necesidad de expresar lo que se siente: la soledad, el dolor, la angustia, el amor, el desengaño, el juego, son apenas algunos aspectos que hacen que los niños y jóvenes escriban en otros espacios.

Redimensionar las múltiples posibilidades del lenguaje poético, traspasando los límites en los que lo hemos tenido inmerso, nos ayudará a evidenciar que la escritura poética es una forma ideal de permitir relaciones significado/significante, comprensión lectora, musicalidad del lenguaje, sintaxis, polisemia, entre otras. La poesía da vía libre para la interpretación, la jocosidad, la alegría, la expresión de diferentes puntos de vista y de todo tipo de sentimientos como los mencionados anteriormente. Además, en el campo de la cultura, facilita el conocimiento de diversas culturas, los temas sociales, los dramas humanos y la estética de la escritura.

Por lo tanto, es un momento especial para desafiarnos a nosotros y a nuestros estudiantes a redescubrir la poesía, a penetrar en el mundo de la metáfora, la comparación, los símiles las personificaciones, los sentimientos. Hay que tener en cuenta que los niños cuando llegan al aula escolar, ya hacen uso de esas figuras, juegan con el lenguaje. La Escuela cercena una disposición, un conjunto de percepciones que son ya naturales en los niños. La cuestión debe centrarse entonces, en cómo evitar que se pierda esa pureza y esa conexión natural con la poesía. Cambiemos la frase "El niño nace poeta y la escuela lo corrompe"[1], por “el niño nace poeta y la escuela le da alas”.

La invitación es a retomar la enseñanza de la poesía, se necesitan profesores inquietos, sensibles, que reconozcan la potencia de este género para llevar a las aulas esta forma especial de escribir, esta mirada diferente al mundo, esta exploración de subjetividades. Cada género literario tiene sus propias características, por lo tanto necesita una forma especial de enseñarse, pensando en la poesía a continuación trataremos algunos aspectos para tener en cuenta.
Para leer poesía se pueden hacer sugerencias a los estudiantes sobre qué poemas leer, dejar que los niños y jóvenes lleven su propio corpus, dejarlos leer en clase, los poemas pueden ser propios o de otros autores. Esto genera en los estudiantes mayor compromiso y entusiasmo. Para hacer estas sugerencias se debe tener en cuenta los gustos del niño o joven, su edad, su bagaje cultural, sus conocimientos, su visión del mundo, sus experiencias y su historia personal. Enfatizamos que para acercarnos a la poesía hay que leerla y leer mucho, se deben propiciar múltiples encuentros de diferentes poetas con nuestros estudiantes, pues no todos los autores llegan de la misma manera, o no siempre se está preparado para el encuentro con uno.

Para garantizar esta aproximación a la poesía es necesario que en el aula roten diferentes libros poéticos, antologías, juegos con el lenguaje, rondas, etc. La construcción de estrategias debe estar centrada en el ‘Dar de leer poemas’ a los niños y niñas con el fin de disfrutar, dibujar, regalar y jugar con la palabra alada; el maestro debe trabajar para animar el despertar de la vida interior del estudiante. Es requisito entonces que, como docentes, armemos nuestra propia biblioteca de poesía, nuestros libros favoritos o seductores para iniciar a los lectores medios incluso aquellos renuentes a la poesía. Pensemos que si ellos quedan conquistados, también lo estarán aquellos niños y niñas que ya tienen fascinación por este lenguaje.

El acercamiento a la poesía debe ser progresivo, una vía que puede resultar fecunda, es articulando la poesía de tradición oral (nanas, trabalenguas, retahílas, coplas, juegos rítmicos) a la gran poesía, a través del juego. “La poesía en su función original, como factor de cultura primitiva, nace en el juego y como juego”, nos recuerda Huizinga. Por medio de un clima lúdico es posible que la imaginación infantil responda vigorosamente a nuestras provocaciones; es posible, igualmente, transformar el lenguaje en un lugar de fiesta y celebración. Un libro que da pautas sobre como jugar con el lenguaje es “Juguemos con la poesía” de Guillermo Bernal Arroyave.

En cuanto al ambiente, para disfrutar, leer o escribir poesía, se necesita un lugar adecuado. Hay que crear un ambiente propicio de tranquilidad, espacio que permita sentir los sonidos, los olores, el movimiento; la disposición no solo es del espacio físico sino también del pensamiento. Podrían realizarse actividades concretas que ayuden a desplegar ese despertar de los sentidos, llevar diferentes texturas al aula, fragancias, sonidos que se disfruten con los ojos cerrados, imágenes que nos cambien la percepción como los cuadros de Octavio Ocampo o Salvador Dalí. Citando a Fernando Vásquez “los poetas son maestros de la observación…sus sentidos andan en permanente actitud de esponja”. Esas cualidades hay que cultivarlas en los niños y jóvenes.

Para escribir poesía o para acercarse a ella hay que ser docentes muy sensibles y valorar lo que sucede en el aula de forma sorpresiva, no planeada. Estar atento ante circunstancias inesperadas pero potentes fuentes de estimulo para la creación poética. Los adultos generalmente nos quedamos perplejos frente a los niños que preguntan ¿Qué comen los aviones?, ¿Dónde duermen los ríos?, ¿Hoy es mañana?, ¿Dónde está la mamá de los huequitos?; o frente a los niños que dan de beber a las gallinas dibujadas o que dicen que soledad es estar sólo con nadie[2]. El docente debe adaptarse a la poética de los niños. Debemos estar pendientes a esas situaciones que no se dan como resultado de una clase específica, sino que son espontáneas y detonadoras al mismo tiempo. No tienen que tratarse, discutirse o trabajarse de inmediato, sino escribirlas en un papel dentro del salón donde todos puedan leerlas y dejar que de manera espontánea los niños se acerquen y escriban lo que opinan, sus emociones, etc., para luego volver sobre ellas de manera conjunta.

Otras motivaciones individuales que se pueden usar como principios generadores para escribir poesía son: Una situación que recuerde un instante de alegría, felicidad o de profunda tristeza, la historia del primer amor, la descripción de un momento de la infancia, el primer día de colegio, un paseo inolvidable, el olor más desagradable, el sabor mas delicioso, el sabor más repugnante, el sonido más aterrador, la experiencia de la muerte, el ser más extraño que haya conocido , el pez que vuela, el pájaro que nada, un gran juego en la cancha, el balón de fútbol…

Por otro lado, la escritura de poesía también puede iniciarse retomando fragmentos o versos de un poeta conocido que provoque la fantasía en el lector, así éste completará con algo atractivo o lúdico el texto. Siguiendo la misma línea, se puede escribir con diferentes consignas, inventar frases donde un animal o un objeto sean tratados como personas, crear metáforas para algún objeto de manera individual y luego unirlas con las de otros compañeros para formar una poesía; seguir el estilo de algún autor, usar solamente adjetivos para describir un objeto o escribir una poesía a partir de una imagen. Asimismo, aprovechar la pasión y engomamiento que las nuevas herramientas tecnológicas despiertan en los estudiantes para ensayar y explorar nuevos formatos. De igual manera, debemos tener en cuenta las estrategias que hemos aprendido en este módulo y que son muy valiosas.

La poesía, no solo se encuentra en los poemas, está presente en la literatura, en nuestra vida, a nuestro alrededor y en las canciones. Estas últimas se constituyen en un aliado para llevar por el camino de la poesía a los niños y jóvenes. Hay canciones con letras preciosas, verdaderos poemas, algunos cantautores que se destacan por sus producciones estéticas y sensibles son: Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joaquín Sabina, Mercedes Sosa, Soledad Bravo, Cecilia Todd, Ricardo Arjona, Juan luis Guerra, Shakira, Alejandro Sanz, entre otros. También podría aprovecharse los poemas musicalizados de Benedetti, Nicolas Guillén u otros autores que son declamados por diversos artistas como es el caso de Neruda.

Otro elemento que estimula el acercamiento a la poesía es la discusión en clase; permitir que la voz de los alumnos surja que opinen y discutan sobre los textos escuchados y leídos les dará más confianza y familiaridad con el género. Estimular y alentar el proceso de discusión libre, espontánea, sincera y analizar los componentes de la escritura poética para que cada estudiante haga su interpretación propia de la poesía.

El reto que tenemos consiste en lograr que nuestros alumnos encuentren las palabras y así la poesía deje de ser un ejercicio aburrido, sin sentido y riguroso y se convierta en una actividad donde ellas fluyan libremente, sin ataduras, sin reglas, únicamente por el placer de expresarlas. Pero para ello es necesario platear en las aulas ejercicios que no actúen como inhibidores, sino que por el contrario estén llenos de significación y de sentido,






CONSTRUYENDO UN DECÁLOGO

  1. Tener en cuenta los intereses de los niños y jóvenes. Los niños tienen especial interés en ciertos juegos con el lenguaje y los jóvenes sin darse cuenta aman la poesía y lo expresan a través de cartas de amor, letras de canciones, cartas a los amigos, mensajes en el chat, etc. Esto se convertiría en contexto y pretexto para planear una secuencia didáctica.

  2. Tener en cuenta que la teoría debe ser un punto de llegada y no un punto de partida. Así que, los encantaremos a través de la palabra y cuando estén lo suficientemente sensibilizados empezamos a lanzar perlas teóricas.

  3. Convertir la poesía en un espacio permanente de goce estético para nutrir su creación e imaginación. Organizar rincones, asistir a encuentros poéticos y participar en jornadas de sensibilización en las que muestren sus producciones poéticas a otros. Validar su palabra de manera que opinen y discutan sus textos y los de otros.

  4. Valorar la poesía como complemento de la formación del espíritu humano en la que afloran sentimientos y emociones. En la historia personal aporta a las formas particulares de acercarse a lo poético.

  5. Acercarse a las nuevas tecnologías que los jóvenes y niños utilizan para aprovecharlos en la creación poética. Así podríamos aprender y enseñarles otras formas de usar la tecnología. Relacionar su mundo con la poesía.

  6. Privilegiar lo estético antes que lo útil.

  7. Incluir la poesía como un género fundamental en la escuela y no como relleno.

  8. Dejar de lado el miedo de conocer y dar a conocer nuestra subjetividad a través de poesía. No todo lo tenemos que controlar. La poesía debe deleitarse y no imponerse.

  9. Adoptar diversas estrategias de trabajo como la construcción colectiva, en pareja o individual.

  10. Crear un ambiente propicio de tranquilidad, espacio que permita sentir los sonidos, los olores, el movimiento, sientan el deseo de querer leer y escribir poesía, la cual tiene un sentido de uso real, sin el temor a ser evaluado, compartiendo sus producciones en el marco de un proyecto o secuencia didáctica.


[1] Alvarez, Iván Darío. La Libélula Dorada
[2] “a diferencia de nosotros, el niño posee entera la fe creadora y no tiene todavía la simiente de la razón destructora. Es inocente y, por lo tanto, es sabio. Conoce mejor que nosotros la sustancia inefable de la sustancia poética”. Federico García Lorca.